La gran carrera de España por los microchips

La gran carrera de España por los microchips

La serie continuada de “catastróficas desdichas” que nos azota desde 2020, pasando por la pandemia de Covid19, el volcán de La Palma, la guerra en Ucrania y ahora la viruela del mono, está poniendo en entredicho los pilares fundamentales en los que se sustentaba una frágil globalización en la que vivíamos de manera inconsciente hasta ahora. La crisis energética, derivada de la dependencia exclusiva de terceros, los problemas en la cadena de suministros y en definitiva la escasez materias primas fundamentales, están haciendo a muchos países replantearse la opción de revertir las política de deslocalización de sus fábricas, que tan exitosas les parecieron en otras épocas.

España quiere recuperar músculo industrial

Un caso llamativo es el de España, quién desde su entrada en la Unión Europea en 1986, se dedicó a deshacerse de todo su músculo industrial, para basar su economía en la hostelería y en la construcción, de manera casi exclusiva. Es por ello que no es de extrañar que hoy día cuente con una de las mayores deudas públicas y una de las tasas de paro más altas de toda Europa.

Ahora por fin, el gobierno español parece haberse dado cuenta del error cometido en el pasado y se ha adjudicado la misión de refundar el capitalismo tras el impacto iniciado con la pandemia. Su objetivo: quiere convertir a España en un centro de diseño y producción de microchips.

Una industria muy atractiva en estos momentos: los microchips

Fruto de ello, y como una de las primeras medidas, el presiente español, Pedro Sánchez, se ha reunido estos días, en el “elitista” foro económico de Davos, con los principales dirigentes de Intel, Qualcomm, Micron y Cisco, compañías del sector de los microchips y semiconductores con la intención de atraer inversores.

Pero claro, España no es la única interesada. La industria de los semiconductores representa una tecnología clave para la economía global y ahora hay codazos en Europa para atraer la producción que Asia no puede asumir. Para entender tanto interés, solo hay que atender a sus números.

Los números de la industria de los semiconductores

Según el último informe del comercio mundial de semiconductores (WSTS, por sus siglas en inglés) la facturación del sector en 2021 ha sido de 556 Billones de dólares, un 26,2% más que en 2020. Para 2022 se prevé que el mercado mundial de semiconductores crezca un 10,4%, es decir: 613,82 billones de dólares. Unas cifras nada desdeñables destinadas a satisfacer la “sed de microchips” provocada la falta de existencias tras el aumento de demanda durante la pandemia. Algo que llevó a algunos sectores como el automovilístico a bajar e incluso parar la producción.

Microchips en España hoy en día

Actualmente la industria de los semiconductores en España está formada por unos 50 centros de investigación y empresas, la mayoría pymes (menos de 50 trabajadores). De estas compañías, “la mayoría son fabless”, es decir, que se dedican al diseño de los semiconductores pero no los fabrican.

Conclusiones

En definitiva,  se trata de un sector con “poco peso en la economía” del país, aunque tiene un “impacto altísimo”, hasta el punto de que llegará a ser “crítica”. Como sabemos, los microchips son un elemento básico de todos los sectores tecnológicos e industriales hoy día, por lo que adquieren una importancia geoestratégica mundial en un contexto de transformación digital, tecnológico y energético, en el que España no debería permitirse el lujo de perder la oportunidad de ponerse a la vanguardia.

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